Together for Girls utiliza los datos y la promoción para impulsar acciones que permitan poner fin a la violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes y lograr la prevención, la sanación y la justicia. Sobre la base del aprendizaje mundial, así como de las experiencias y las lecciones que recogió Together for Girls, nuestra asociación se guía por los siguientes principios:
Creemos que para acabar eficazmente con la violencia contra niños, niñas y adolescentes, primero debemos comprenderla. Debemos utilizar datos cuantitativos y cualitativos para definir y comprender la magnitud, las especificidades y las consecuencias de la violencia, así como plantear soluciones con base empírica y específicas para cada contexto.
Tras décadas de investigación, se ha comprobado que existen soluciones eficaces para prevenir y responder a la violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes. Sin embargo, estas intervenciones no se conocen o comprenden lo suficiente. Seleccionamos y promovemos soluciones con base empírica de todo el mundo para ayudar a impulsar acciones transformadoras.
Ningún actor o sector por sí solo puede poner fin a la violencia contra niñas, niños o mujeres. Los cambios profundos, globales y duraderos de un problema de esta magnitud solo se pueden lograr a través de asociaciones. Tendemos puente entre distintos actores y disciplinas que no suelen trabajar juntos para hacer frente a un problema polifacético.
La prevención de la violencia y la respuesta a esta problemática es un área relativamente nueva de intervención de muchas comunidades, países y asociados para el desarrollo. A medida que aplicamos y ampliamos las intervenciones, debemos vigilar y evaluar estas iniciativas para asegurarnos de que no estamos causando daño y de que apoyamos los enfoques más eficaces en cada país o contexto.
Somos una asociación feminista, que se sustenta en la premisa de que para promover la igualdad de género, debemos romper los ciclos arraigados de violencia contra niñas, niños y mujeres. Nuestro enfoque conecta los esfuerzos de quienes trabajaban para erradicar la violencia contra niñas y niños con los de quienes luchan para poner fin a la violencia contra las mujeres.
Las adolescentes se enfrentan a desafíos únicos. Adoptamos un enfoque holístico para poner fin a la violencia sexual, puesto que las estrategias destinadas a hacer frente a la violencia contra niñas y niños y a la violencia contra las mujeres suelen funcionar de manera aislada, y las adolescentes quedan rezagadas. Las jóvenes sufren los mismos tipos de violencia a la que están expuestos todos los niños (por ejemplo castigo corporal en las escuelas), así como violencia que es mucho más común en mujeres, como la violencia infligida por la pareja). Las adolescentes son más vulnerables a la violencia sexual, que trae aparejadas consecuencias únicas, como embarazos no deseados e infección por el VIH.
Es fundamental aplicar una perspectiva de género para comprender cómo los factores estructurales —como las diferencias en el acceso a la educación, los recursos y las oportunidades, así como las estrictas normas sexuales y de género— determinan los diferentes desafíos, riesgos y oportunidades a los que se enfrentan niñas, niños y adolescentes. Esto implica comprender las diferentes experiencias que tienen las niñas, los niños y las personas jóvenes de género no binario en todas sus diversidades.
Reconocemos la forma en la que los niños experimentan la violencia y las normas nocivas de género que llevan a su normalización y perpetuación. Aunque durante mucho tiempo no se consideró esta cuestión, los datos que se recopilaron durante una década a partir de las encuestas sobre la violencia contra niñas, niños y jóvenes demuestran que los varones son especialmente vulnerables a la violencia física y experimentan altos índices de violencia sexual durante la infancia y la adolescencia. Es fundamental poner fin a esta violencia no solo porque sus derechos y bienestar son importantes, sino también porque ellos desempeñan un papel esencial a la hora de romper los ciclos arraigados de violencia. os datos indican que los varones que sufren violencia sexual en la infancia tienen más probabilidad de ejercer violencia contra su pareja en la adultez.
Reconocemos que cada dato sobre la violencia es la experiencia e historia individual de una persona. Para poner fin a la violencia sexual contra niños y niñas, debemos centrar y amplificar las voces de los sobrevivientes, que tienen una profunda sabiduría y un gran poder político para crear un cambio duradero. Creemos en el poder de los sobrevivientes y los aliados que se unen para exigir un mundo más seguro.
Todas las políticas y los programas deben estar dirigidos por los países, contemplar el aporte y las necesidades de las partes interesadas locales y trabajar en pos de lograr un cambio duradero a largo plazo en favor de la infancia y las comunidades. Si bien los datos mundiales son útiles para demostrar la magnitud del problema, cada país es diferente. Es esencial contar con datos precisos, específicos y propios del país en lo concerniente a la prevalencia de la violencia, sus consecuencias, los agresores, los riesgos, los factores de protección y los entornos a fin de crear respuestas eficaces y de pertinencia local.
Procuramos derribar los obstáculos que impiden la participación de la juventud en los procesos y las decisiones que repercuten en sus experiencias de vida y bienestar. A través de nuestras investigaciones y actividades de promoción, creamos vías éticas para que los jóvenes compartan su experiencia y participen en las soluciones.